Hablar con propiedad implica hacerlo con un nivel aceptable de conocimientos, es decir, no entrar a saco en materias donde nuestros datos o información son suficientes. No se trata de sacar a colación un título académico o leerse todo lo publicado antes de entablar cualquier conversación, pero si se van a hacer unas declaraciones públicas o una entrevista, y más si se trata de un cargo público, esto último es fundamental para poder hablar con propiedad y profundizar así sobre la materia objeto de debate.
Es más recomendable intervenir con prudencia y partiendo de la certeza que en cada momento tengamos sobre tal hecho o tal conocimiento, pero como es natural, calibrando siempre que no es lo mismo dar una rueda de prensa, conceder una entrevista, hablar en una tribuna académica o institucional que mantener una charla distendida entre amigos. Pero por desgracia, hoy todo vale, porque de lo que se trata no es de construir sino de destruir y como el desconocimiento es atrevido, se alía con el engaño para lograr ese fin.
El bocazas es catedrático en todas las ciencias con un programa de su asignatura limitado a los cuatro puntos comunes, que jaleados por sus admiradores inspira el mismo entusiasmo que los programas de televisión de ínfimo nivel.
Lo censurable no es que se equivoque porque de eso no se libra nadie, pero sí lo es que hable con desparpajo y como dogmas de fe de lo que no tiene la más mínima idea, generando una audiencia ignorante y entusiasta en las loas al parlanchín y a sus diatribas. Esto unido al mal uso de las redes sociales, se convierte en una forma irresponsable y oportunista de hacer política.
A la ciudadanía hay que mantenerla informada sobre los asuntos que atañen a su vida cotidiana. Por eso, los políticos en general y muy concretamente los del ámbito local, los más cercanos a la población, deben rendir cuentas de la realidad del municipio con precisión y propiedad y no convertirse en charlatanes oportunistas para decir estupideces y ganar notoriedad o convertirse en difamadores en las redes sociales para lograr lo que no han conseguido en las urnas.
Por eso, al portavoz del grupo municipal del PP, el señor Corral, le recomendaría que antes de mostrarse tan osado al conceder una entrevista, conozca con precisión las definiciones que va a emplear, por ejemplo, el significado de unos presupuestos prorrogados y sus consecuencias, lo que es una auditoría interna, es decir, las funciones de control interno, que ya se realizan porque se trata de un ejercicio está reservado a los funcionarios con habilitación de carácter nacional o cuáles son las contrataciones que deben ser licitadas.
Haría un extraordinario favor como político al demostrar que sabe de lo que habla y daría credibilidad a ese alarde continuo que hace de tender la mano al Gobierno en búsqueda de soluciones que mejoren la vida del municipio. Eso sería hacer una oposición constructiva.
Artículo de opinión de la portavoz del grupo municipal de Izquierda Unida, María José Pérez Salazar.