«Política de proximidad con la ciudadanía a través de la creación de la Concejalía de Barrio; elaboración de presupuestos participativos con las aportaciones vecinales y mejora de la participación ciudadana en la toma de decisiones municipales a través de los Consejos Ciudadanos; dar cuenta de la gestión en asamblea ciudadana al final de cada año; iniciativa popular Local para incorporar las propuestas de la ciudadanía a los procesos de gobierno del Ayuntamiento».

Estas eran algunas de las promesas electorales del señor Blanco en materia de participación ciudadana. Pura palabrería.

Parece mentira que el señor Alcalde no sepa que el fomento de la participación ciudadana es una obligación que los gobiernos deben desarrollar como derecho reconocido en el marco jurídico. Pero a la vez, es también una necesidad en la medida en que los gobiernos, y en especial los gobiernos locales, no pueden hacer frente solos a las complejas transformaciones sociales frente a las que nos encontramos.

La promoción de la participación ciudadana no sólo se debe concebir como un derecho a respetar y fomentar por parte de los gobiernos locales, sino también como un elemento básico de transformación social.

El desarrollo de un gobierno que promociona la implicación ciudadana en los asuntos públicos es una necesidad. La ciudadanía debe ejercer sus derechos en la vida del pueblo o la ciudad. Ya no se conforma con ser sólo cliente de los servicios públicos, sino que quiere conocer las decisiones que toman sus dirigentes.

Sin embargo, esto no ocurre en Azuqueca de Henares. En unas declaraciones, allá por septiembre de 2015, el señor Alcalde manifestaba sentirse “muy satisfecho con el funcionamiento de la nueva concejalía de Barrios porque nos permite mantener un contacto directo permanente con la ciudadanía y forma parte del objetivo que nos hemos marcado de fomentar una gobernanza más participativa y abierta”. Pero ¿cómo pudo hacer semejante afirmación si a esos Concejales jamás se les vio por las calles?

El gobierno de Blanco se caracteriza por todo lo contrario: por tener unos Concejales de Barrio desaparecidos que jamás ejercieron esa competencia, por no tener en cuenta las aportaciones vecinales, tampoco la de los grupos de la oposición, y por no explicar las decisiones que adoptan. Este es el funcionamiento diario de este equipo de gobierno.

Son muchos los ayuntamientos que abren procesos para que toda la ciudadanía y los agentes sociales puedan conocer las decisiones que adopta el gobierno municipal y poder así participar y realizar aportaciones. Sin embargo, esto no sucede en nuestro municipio. El señor Alcalde, en los dos años que lleva de legislatura, en los que incluso llegó a pactar con un concejal tránsfuga para concentrar todo el poder en su figura, es de los que dicen “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

Así se comporta con todo los asuntos de interés municipal: con la elaboración de la estrategia DUSI, con el anteproyecto de remodelación de la Casa de la Cultura, con la aprobación de reglamentos, con la modificación de ordenanzas…No tiene en cuenta la opinión de los grupos de la oposición ni mucho menos la de los vecinos.

Así también se lo han hecho saber públicamente las personas que viven en las inmediaciones de la Plaza de Azafrán, un barrio que se encuentra abandonado (suciedad, alcantarillas atascadas, ratas…), por cierto, como tantos otros en el municipio.

El señor Alcalde ha tenido la ingeniosa idea de construir en esa zona un jardín vertical sin haberles explicado previamente el proyecto, sin haber escuchado sus pareceres y para el que en un principio, destina la friolera de 50.000 euros. Después, vendrá la inversión en las especies vegetales que albergarán la estructura y el coste de mantenimiento del jardín.

Tras el inicio de las obras y después de haber sido vapuleado por los vecinos en las redes sociales, el señor Alcalde, se ha personado en los alrededores de la zona, posando como de costumbre, para dar una imagen de normalidad y hacernos creer que su gestión es impecable. Por mucho que lo oculte, todos conocemos el malestar que su comportamiento ha generado entre los vecinos. ¿Ahora cómo pretende arreglarlo, señor Alcalde?

Dirán que en IU hemos elegido que el PSOE es el enemigo, pero ya les digo que se equivocan. Nuestro enemigo son todas aquellas decisiones que atentan contra los derechos de las personas y los servicios públicos, vengan de donde vengan. Les reitero, por si no ha quedado lo suficientemente claro en lo que llevamos de legislatura, que seguiremos ejerciendo nuestra libertad para ser oposición y criticar lo que nos parece mal y sostener aquello que creamos bueno. Gobierna en minoría señor Blanco, no tomen decisiones a espaldas del pueblo.