Pedro Prieto es científico y divulgador de una idea que tapan los medios oficiales porque el tinglado en el que vivimos depende de negarla, pero que es tan verdad como la muerte o los impuestos: que el petróleo se acaba y que en pocos años costará más energía sacarlo que quemarlo.
Si no hay bastante petróleo la economía capitalista se desmoronará, con lo cual es mejor ir preparándose para este cambio inminente con el fin de amortiguar una regresión que, en cualquier caso, será brutal.
Cuando una sociedad necesita más energía para producir energía que la que saca de la producción es que esa sociedad ha comenzado a suicidarse. Por eso suben los precios del petróleo y no la producción. Por eso China se está armando de manera muy peligrosa. Y por eso EEUU se lanza a guerras en Oriente medio por el control de los yacimientos más importantes.
La historia del petróleo tiene cien años, que equivale a una millonésima de segundo en la vida del planeta. Nuestra existencia ha coincidido con el pico del petróleo, con un instante efímero que está a punto de terminar y que ha permitido grandes aumentos de la población, del consumo, de la contaminación y de la desigualdad que ya no se sostienen. Hemos vivido un instante excepcional de la historia, pero en nuestra ceguera creemos que se puede eternizar, comportándonos así como una criatura de dos dimensiones incapaz de imaginar un mundo tridimensional.
Según Pedro Prieto, no hay soluciones tecnológicas ni económicas en las ideologías convencionales (neoliberalismo, keynesianismo y productivismo de izquierdas) a este desafío universal e inevitable.
Lo más racional sería cambiar pacíficamente de modo de vida, con una reducción del consumo muy importante e intentado preservar los derechos básicos de las personas, con regulaciones gubernamentales estrictas.
En cambio, lo que nos propone el neoliberalismo es competir por unos recursos cada vez más escasos con guerras, ocupaciones militares y machacando a las masas, lo cual es un método para hacer mucho más doloroso el final al que estamos abocados.
El otro día unos periodistas preguntaron al Ministro de Economía, el exbanquero Guindos, por la subida del precio de la gasolina. Contrariado contestó con un castizo “que se vayan a tomar por culo” pensando que nadie le oiría. Reconozcamos que Guindos tenía razón aunque sólo en parte: es el mundo al que sirve y defiende el que se va a tomar por culo, siendo su único empeño salvar el suyo, su culo, a costa del nuestro.