La opresión que viven los palestinos desde que sus tierras fueron ocupadas por el Estado
de Israel es una de esas injusticias históricas que estremecen por su crueldad, duración y
falta de esperanza.
El palestino que vive en Palestina es tratado como el negro bajo el apartheid, condenado a
vivir en una cárcel que periódicamente es bombardeada por el ocupante. El propósito de
Israel es uno: que Palestina desaparezca. No hay más que mirar los mapas desde 1947
para comprobar cómo se achica el gueto.
Según Oxfam Intermón “tras la última agresión israelí y después de siete años de
bloqueo, 1,7 millones de palestinos y palestinas continúan atrapados en la Franja de
Gaza, aislados, en su mayor parte, del mundo exterior, lo que ha devastado la economía,
ya que se ha restringido tanto la entrada y salida de personas como de bienes. El
reciente aumento de la violencia ha intensificado el sufrimiento humano. La gran
mayoría de las víctimas mortales en Gaza son civiles y las infraestructuras han sufrido
graves daños.
Bastan unos datos para corroborar la barbarie:
 
Más de 100.000 personas han huido de sus hogares y están refugiadas en edificios
como escuelas de toda Gaza.
 
Cerca de 1,5 millones de personas – dos tercios de la población de Gaza – no tienen o
tienen un acceso muy limitado a los servicios de agua y saneamiento. Algunas de
las personas desplazadas están recibiendo ahora sólo 3 litros de agua al día.
 
La falta de electricidad impide que el 25% de los sistemas de agua funcionen y se está
bombeando menos de la mitad de la cantidad necesaria de agua. 
 
Centenares de escuelas y varios centros de salud han sido dañados por los
bombardeos.
 
Muchos barcos de pesca han sido destruidos, afectando el sustento de miles de
pescadores. Numerosas explotaciones ganaderas y numerosas granjas también han
suido destruidas.
 
Más de 200.000 personas necesitan alimentos.
 
373.000 niños necesitan atención psicosocial después de que sus casas han sido
destruidas, han tenido que huir o han muerto sus familiares.”
 
A estas cifras se añaden casi 1.500 muertos y más de 8.000 heridos por los bombardeos
israelíes, casi todos población civil, entre los que abundan niños y ancianos.
Los palestinos, que son musulmanes, cristianos, ateos y agnósticos, son un pueblo
sojuzgado, masacrado y humillado por otro que sufrió una de las mayores atrocidades de la
historia, lo cual demuestra que la humanidad no aprende a evitar el mal aunque lo haya
soportado brutalmente.
Es una ironía cruel que un pueblo como el judío, que produjo mentes preclaras para el
avance de la civilización, sea hoy un semillero de extremistas religiosos, de rabinos
jaredíes con tirabuzones que esparcen el odio fanático que engendra también odio y
fanatismo entre sus víctimas.
La salida justa para los judíos supervivientes del holocausto hubiera sido un hogar nacional
en Austria con capital en Braunau Am Inn. Pero la Europa que provocó la guerra y los civiles
colaboracionistas, aunque derrotados, no iban a consentir un Estado para los judíos en el
corazón del viejo continente, patria del antisemitismo desde la Edad Media. Cosa distinta
era Palestina, un trozo de tierra ardiente lejos de las naciones que incubaron el
antisemitismo y administrado por una potencia colonial, Gran Bretaña, que tenía una deuda
con sus judíos que creía saldar reparando una injusticia con otra.
Intervinieron en la conferencia Marwan el Burini (presidente de la Asociación Hispano
Palestina Jerusalén), Carmen Quintana (coordinadora de Acción Humanitaria, Emergencia
y Desarrollo de UNRWA España -Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de
Palestina-) e Iskandar Abu-Dayyeh, palestino y ciudadano de Azuqueca,  colaborador de la
asociación Hispano Palestina, al que todos conocemos por Alejandro.
Los tres intervinientes denunciaron la crueldad de las masacres sionistas y pidieron a la
comunidad internacional que deje de lamentarse y aplique sanciones contra el Estado de
Israel, porque las declaraciones de condena, por sí solas, ya son inútiles, tal y como lleva
sosteniendo IU desde su fundación, con visitas periódicas de sus militantes y diputados a
los territorios ocupados, jugándose la vida, cuando nadie iba allí ni tal cosa era noticia,
aunque ahora otros hayan descubierto Palestina y viajen a esa tierra con una repercusión
mediática que aturde.
A la pregunta del portavoz de IU, Alvarado, sobre cuál sería la solución justa para Palestina,
Alejandro y Marwan el Burini contestaron que una Palestina para los palestinos, en la que
podrían vivir los judíos pero en igualdad con el resto de ciudadanos, sin privilegios, porque
la ocupación de su territorio es ilegal y no hay partición que se acepte.
Oriente próximo es una bomba y las agresiones militares de occidente han agravado su
situación. Irak está descontrolado y destruido, como Siria y Libia, casi Egipto, de milagro
se libró Túnez, Pakistán puede caer de un momento a otro, igual que las monarquías
petroleras, Israel vive aislado y presa del extremismo de sus rabinos y Palestina está a
punto de desaparecer, todo con armamento nuclear de por medio y con una yihad más
poderosa y fanatizada que nunca.
Gracias señores Bush, Aznar y Blair por el desastre que nos han dejado y que podría
provocar una guerra mundial.