Grecia es la demostración evidente de que los recortes salvajes destruyen las sociedades y su economía, además de impedir devolver lo que se debe y bajar la deuda pública, que encima crece imparable.

Es una evidencia: un país no puede pagar lo que debe si mientras tanto es saqueado por los acreedores y los gobiernos cómplices.

Alemania, tras la segunda guerra mundial, prueba este aserto. Sin la generosidad de los vencedores, los alemanes vivirían hoy del cultivo de nabos y comerían coles, nada más.

También ejemplifica Grecia que los dos rescates que ha recibido, a intereses usureros, han servido para salvar de la quiebra a sus principales acreedores privados, bancos alemanes y franceses.

Ahora, tras los rescates, la mayoría de la deuda griega es pública (también española) y los bancos alemanes y franceses respiran aliviados. Mientras tanto, millones de griegos (el 20’4% de su población, según eurostat) sufren privaciones materiales severas, los salarios son de miseria, el PIB ha caído un 25%, más del 40% de los hogares no paga sus deudas, el paro está en el 25%,el país se enfrenta a vencimientos impagables en el 2017 por importe de 60.000 millones de euros, la fuga de capitales ha dejado diezmado el ahorro nacional, la deuda pública alcanza el 175% del PIB, la privada el 100% del PIB y tres millones de griegos no tienen acceso a la sanidad.

Grecia ha sufrido una destrucción de su tejido social y económico superior a la que provoca una guerra. La sociedad griega está siendo devastada y millones de griegos viven en la miseria.

Además, Grecia denuncia otro hecho: el bipartidismo del PASOK y de Nueva Democracia (los equivalentes del PSOE y del PP) ha arruinado el país. Antes de la crisis, por sus corrupciones, robos, especulaciones, falseamientos de la contabilidad pública y ausencia de fiscalidad progresiva y seria. Y después de estallar la crisis, por aplicar en coalición la devastación de su país y de sus ciudadanos impuesta por Berlín y los acreedores privados.

Todos los griegos, excepto los ricos, sufren las consecuencias de la crisis y el modo clasista de enfrentarla. Los griegos no pueden más. Por eso Syriza (el equivalente a IU)  ganó las elecciones europeas y encabeza las encuestas de las elecciones del 25 de enero.

Los griegos quieren que gobierne Syriza y Syriza se lo merece, aunque se haya desatado una campaña internacional contra ella basada en el miedo y la mentira.

Por eso hay que apoyar a Syriza. 

No tenemos los medios de Rajoy, que se fue a Atenas a abrazar a los saqueadores de Nueva Democracia, colegas de su internacional popular, así que apoyaremos a Syrizaen las plazas y en los pueblos de España, junto con otras organizaciones que creen en la democracia, en la dignidad, en la justicia y en el derecho de los ciudadanos a elegir libremente su destino.