El Pleno del 20 de diciembre dio mucho de sí. A decir verdad, el PP no habló demasiados de los presupuestos municipales pero dedicó sabrosos comentarios a los parados y a los trabajadores.

Durante su segunda intervención, el Portavoz de IU, Emilio Alvarado, formuló una pregunta muy clara al Sr. Bienzobas a raíz de las insinuaciones y de los lugares comunes que, de soslayo, introdujo en su discurso previo.

La pregunta planteada por Alvarado fue la siguiente: «¿cuál es el salario mínimo que debe cobrar un trabajador en España: el equivalente de un cuenco de arroz, como cobran los chinos?». El Sr. Bienzobas destapó toda la carcunda en una réplica insultante. Sobre la pregunta calló. No se atrevió a decir lo que pensaba, que se resume, quizás, en que los españoles deben aceptar un proceso de “achinamiento” general consistente en cobrar una miseria como los chinos, trabajar en cuclillas como los chinos, dormir en la fábrica como los chinos y morir como los chinos, en secreto y en silencio. El Sr. Bienzobas eludió responder sobre la cuestión, lo cual no fue obstáculo para que se ensañara con los parados diciendo que hay muchos desempleados que prefieren vivir de la sopa boba del subsidio de desempleo antes que trabajar. El Sr. Bienzobas insulta a los parados llamándoles vagos y vividores, además de cargar en ellos la responsabilidad de su desgracia, y no en los banqueros y especuladores que la han provocado.

El PP azudense ha tenido muchas oportunidades para pronunciarse sobre la crisis y explicar su opinión sobre sus causas. Pero siempre que se llegó a este punto prefirió callar cobardemente. Jamás criticó a los banqueros, a los especuladores y al mercado salvaje en el que sólo triunfa el más sinvergüenza. Bien al contrario, enmudecía cuando hablar no sólo era obligatorio sino una cuestión de honor. En cambio, a la primera oportunidad, el PP, por boca del Sr. Bienzobas, no duda en humillar a las víctimas de la crisis y exige que se les aplique mano dura.

Los ciudadanos deben ya dejar de hacerse los distraídos ante los planteamientos del PP, partido al que se le perdona todo: casos de corrupción, malos modos, deriva hacia la extrema derecha y una ideología virulenta que pretende convertir al trabajador en esclavo y al inmigrante en chivo expiatorio. Hay que romper esta especie de cheque en blanco que se le ha concedido porque la cantidad que habrá que consignar en él será inasumible para la sociedad. Y si no, al tiempo.