El frío no impidió que el pasado sábado 11 de febrero, miles de personas se concentraran en la capital regional para demostrar su descontento contra el Gobierno del Partido Popular en Castilla-La Mancha.

 

En cuanto al número de asistentes, se estima que acudieron unas 10.000 personas, lo que desmiente los datos ofrecidos por los representantes del Gobierno de regional, acostumbrados a inflar las cifras de participación de las manifestaciones amigas y a minorar hasta extremos ridículos los de las críticas.
La manifestación se convocó contra los recortes brutales que está aplicando el Gobierno de Cospedal, que están llevando al desempleo a miles de personas y deteriorando servicios públicos básicos como la sanidad y la educación. Resulta especialmente molesto que el Gobierno del Partido Popular no llame a las cosas por su nombre, y que se refiera a los recortes de cualquier manera con tal de que el ciudadano no sepa quién empuña el hacha y qué miembro se amputa. No tiene otra explicación que el documento en el que se detalla cómo se van a deteriorar los servicios públicos regionales se titule de “Medidas Complementarias al Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos» .
Los congregados, procedentes de toda la región, pedían la dimisión de la presidenta recordando que a esta señora, que no tiene escrúpulos a la hora de echar a trabajadores públicos a la calle, le parece estupendo cobrar dos sueldos muy cuantiosos. Predicar con el ejemplo: ese debería ser el nuevo lema del PP.
La manifestación, que partía de la plaza de toros, terminó dos horas después en la Plaza del Ayuntamiento. Allí se leyó un manifiesto en el que se destacó la «palpable indignación social» provocada por el ataque brutal del PP a los servicios públicos de la región