Ayer, 19 de febrero, tuvo lugar en Guadalajara la manifestación convocada por los sindicatos contra la reforma laboral del PP, a la que se sumó, como es de ley cuando las causas son justas, IU.

La manifestación fue un éxito, como en las casi 60 ciudades del resto de España que también protestaban contra una reforma que dinamita las relaciones laborales y convierte al trabajador en siervo de la gleba.
En Guadalajara se concentraron unos 3.000 ciudadanos, que se añaden al casi millón y medio que salió a las calles de las principales ciudades del país que, hartos de soportar en su costillar los costes de una crisis que no provocaron, dicen ¡basta ya!
Según IU, la reforma del PP es una regresión intolerable que, con la excusa de la crisis, ajusta cuentas con los trabajadores de un modo brutal. A partir de ahora, y gracias al PP, los trabajadores cobrarán mucho menos, serán despedidos con más facilidad, trabajarán según el capricho del empresario, perderán casi todos sus derechos y vivirán sometidos por el miedo y la arbitrariedad. Y encima el gobierno reconoce que esta reforma no creará ni un solo puesto de trabajo: exactamente al revés, porque al facilitar y abaratar el despido producirá más parados.
Pareciera que el gobierno busca que en España se recreen las condiciones que han llevado a los griegos a la desesperación más absoluta. Cada día es más evidente que el gobierno del PP ha venido a salvar a los bancos y a cumplir órdenes extranjeras, aunque ello lleve a destruir la sociedad a la que dice representar. Más pronto que tarde el Gobierno acusará a otros de las consecuencias peligrosísimas de sus actos