Comenzó el Pleno dando cuenta la señora secretaria de la constitución de los grupos municipales, así como de sus integrantes y portavoces. A continuación, se informó de la periodicidad de las sesiones plenarias, que seguirán siendo mensuales, con preferencia el último jueves de cada mes y a las 18’30 horas para facilitar la asistencia del público y para que los concejales que viven honradamente de su trabajo, puedan desempeñar el ejercicio de de sus funciones como cargos públicos sin que eso les genere ningún conflicto laboral.

El siguiente punto del orden del día daba a conocer la composición de las distintas comisiones informativas previas al Pleno (Economía y Hacienda, Urbanismo, Servicios Generales y Régimen Interior).

Fue a partir del punto que trataba de establecer el régimen de dedicaciones de los concejales, cuando el Pleno empezó a ponerse interesante. El señor Alcalde nos sorprendió con una propuesta que consistía en fijar las dedicaciones exclusivas de un modo arbitrario y personalista. Se arrogaba el señor Blanco determinar qué fuerzas políticas tendrían o no concejales con dedicación exclusiva y cuántos, fijando a su conveniencia porcentajes de votos y número de “liberados”. No se trataba de excluir a un grupo u otro en función de su ideología, no. Si hubiese sido esa la razón la hubiese manifestado en el Pleno sin ningún problema. El motivo era más sencillo. La ley limita el número de concejales liberados en función del número de habitantes de cada municipio. A Azuqueca de Henares le corresponde once y como ese es el número de concejales que tiene el gobierno de Blanco y su objetivo es que todos perciban sus salarios de las arcas públicas y no de sus trabajos, pues no le quedaba otra que fijar a su conveniencia ese porcentaje de votos.

Mostramos nuestro desacuerdo, mayormente porque creemos que tal asunto no debe dejarse al antojo del que gobierna, ni siquiera de mayorías muy cualificadas, sino que debiera ser el resultado de aplicar el sentido común como, por ejemplo, que el gobierno y la oposición han de contar con medios suficientes (sin excesos, claro está) para cumplir con sus tareas.

Se trató también en este punto la retribución anual de los concejales y de la del señor Alcalde. Se acordó que los concejales a sueldo del Ayuntamiento percibirán un aumento de salario siendo este a partir de ahora de 38.000 euros. En cuanto al sueldo del Alcalde será, a partir de ahora, de 49.812,67 euros anuales, el mismo que cobraría en su puesto de trabajo. Quería decir el señor Alcalde que hasta ahora, había cobrado menos que en su puesto de trabajo y eso que ha trabajado las 24 horas del día los 365 días del año, como si los vecinos y vecinas de Azuqueca tuvieran la obligación de sufragar esa subida de salario porque cree el señor que ha hace un esfuerzo desmesurado. Si lo que pretendía era seguir cobrando lo mismo que percibía en su puesto de trabajo pues que solicite ninguna excedencia, que continúe desempeñando su labor en ADIF.

En una situación como la actual en la que a muchos ciudadanos les cuesta llegar a final de mes, otros sufren pobreza energética y muchos otros malviven con un subsidio, una subida de salario de un cargo público supone cuanto menos un insulto. Sin embargo, 7.038 votos avalan la mayoría absoluta y las decisiones del señor Blanco.

Y llegó el momento de designar a los representantes de la corporación en órganos y entidades, el señor Blanco defendió que su gobierno y sólo su gobierno  coparía todos los puestos (por ejemplo, en las dos mancomunidades, la de Aguas del Sorbe y Vega del Henares), acaparamiento al que se opuso IU aunque sin éxito.

Lo mismo que sucedía con el régimen de dedicaciones de los concejales, sucedía con el personal de confianza de los grupos político. La ley limita también el número de personal eventual en función del número de habitantes. Azuqueca de Henares puede liberar hasta siete, a repartir equitativamente. Sin embargo, el señor Alcalde no lo interpreta así. Entiende que de los siete cargos, cuatro deben ser suyos, sin importarle lo que tenga el resto. Su imposición, más que su propuesta, era la de que cuatro personas eventuales debían dedicarse a su gobierno y de ellas, tres al señor Alcalde, como si de un ministro se tratase. Ni Luis XIV tuvo semejante corte: una secretaria, dos administrativos y un jefe de gabinete de alcaldía. La remuneración de estas cuatro personas de confianza supera los 100.000 euros anuales, cantidad a la que habrá que añadir el 30% correspondiente de la seguridad social. 

Izquierda Unida ya lo dijo en su programa electoral: si lograba gobernar reduciría el presupuesto del gobierno municipal destinado a personal de libre designación, respetando los derechos de la oposición.

Sin cortarse lo más mínimo el señor Alcalde, liberaba en este Pleno a quince personas en su gobierno y superaba el medio millón de euros anuales en salarios para todos ellos. Sin duda, el señor Blanco entra pisando fuerte.