La economía española no sale de la crisis y la situación del desempleo sigue siendo escandalosa. El futuro es sombrío y nada parece indicar que, a corto plazo, pueda producirse un viraje radical de la situación. La inversión privada está muy deprimida, el PIB sigue cayendo y el paro no deja de crecer. La derecha insiste en que el ajuste lo paguen los trabajadores y la sociedad parece haber olvidado que la banca provocó esta crisis en un clima de desregulación de los mercados. Mientras tanto, la inversión pública ha sido el único factor que ha permitido que la economía española mantuviera un tono mínimo de funcionamiento evitando, por otra parte, un deterioro social aún mayor.

Lo dicho, que es válido con carácter general, también se cumple en el caso de nuestra ciudad. En el ejercicio pasado Azuqueca de Henares recibió casi cinco millones de euros de los presupuestos generales del Estado en una aportación especial. Estos fondos se inyectaron inmediatamente a la economía productiva bajo la forma de más de treinta proyectos de obra pública que permitieron crear 357 empleos directos. Gracias a estas aportaciones las empresas adjudicatarias de los proyectos continuaron con su actividad y, con ellas, nuestra ciudad salió ganando porque mejoró sus infraestructuras. La derecha llamó despilfarro a esta política de inversión pública y de activación de la demanda que creó empleo y ayudó a casi 400 familias proporcionándoles trabajo e ingresos estables.
En este año, presumiblemente por última vez, Azuqueca de Henares recibe otra aportación singular procedente de la administración central para inversión pública y para gasto corriente que asciende a 3.329.058 euros. Con ese dinero se van a financiar diez proyectos de obra pública por un montante de más de dos millones y medio de euros, por lo que el resto, unos 650.000 euros, se destinarán a gasto corriente en Servicios Sociales y en Educación. Con esta inversión extraordinaria se crearán aproximadamente un centenar de puestos de trabajo directos, a los que se sumarán los indirectos imposibles de cuantificar. De nuevo, insistiendo en el error, la derecha considera que esta medida es un puro despilfarro, olvidándose de las familias que gracias a la acción pública pueden mantener sus ingresos y asegurarse prestaciones sociales para el futuro.
Los diez proyectos de obra pública para el 2010 se dividen en cuatro bloques: mejora de barrios (casi dos millones de euros), calefacción en polideportivos (casi 300.000 euros), mejora de la eficiencia energética en el alumbrado público (casi 110.000 euros) y, para concluir, ampliación del carril bici en la Carretera de Valdeavero y en la Avenida de Alcalá (por 290.000 euros). Los barrios afectados por las mejoras serán el de Alovera, por un importe de un millón de euros, el de Villanueva, al que le corresponderán 600.000 euros, y el de Pobos, al que se destinará una inversión de casi 400.000 euros.
A este plan especial se añaden las inversiones que proceden del presupuesto municipal, lo que da una cifra total de casi diez millones de euros de inversión pública en nuestra ciudad. Por ello, sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares es uno de los grandes motores de la economía azudense, ahora que tanto se necesita. Esta es la apuesta que hacemos desde Izquierda Unida frente a la crisis: no quedarnos parados, actuar desde el sector público para reformar un capitalismo que no funciona y demostrar con hechos que la izquierda gobierna con eficacia y sin corrupciones, al servicio del interés general. Dejamos a otros la demagogia, la corrupción, los regalos fiscales para los ricos y el perdón de las tropelías de los bancos.