Unas 4.000 personas se manifestaron por las calles de Guadalajara la tarde del 29 de febrero, culminando así una jornada de huelga general de la función pública de la región.
La manifestación partió de la Plaza del Infantado y desembocó en la Plaza de Santo Domingo, lugar en el que se leyó un manifiesto en defensa de los servicios públicos. El recorrido se realizó con un tiempo primaveral, impropio del mes de febrero, y por él discurrieron muchos estudiantes y familias con sus niños.
Manifestaciones como ésta indican que la sociedad despierta de un letargo pernicioso y que ya no está por la labor de embaularse más embustes sin decir nada. Poco a poco las gentes se desprenden de una sarna moral que conducía al silencio y la indiferencia, aunque todavía su reacción es tímida e incompleta.
Si no paramos el atropello universal con que se nos amenaza, esto dejará de tener soldadura y acabaremos en un yermo comiendo raíces.