La vergüenza volvió a enseñorearse del último pleno del curso 2011-2012, coincidente con el tercer año de desmantelamiento de la Constitución y con el asalto al poder de una dictadura apátrida de la que el PP, con Rajoy a la cabeza, es cómplice abyecto.
Comenzó el Pleno con la discusión de un tema que quedó pendiente del anterior, esto es, la constitución del Consorcio Energético de la Campiña de Guadalajara, organismo del que, una vez creado, formará parte nuestra ciudad. En el Pleno anterior no se aprobó tal asunto debido a que el grupo socialista no explicó las ventajas de este órgano, ni los beneficios que aportaría a nuestra ciudad. A propósito de la conveniencia de la fundación del consorcio, el concejal de IU, Alvarado, mantuvo su parecer ya expresado en el último Pleno: “si este organismo permite reducir el consumo público de electricidad, rebajar la factura de gasto de nuestra ciudad y no incurre en cargas administrativas superfluas, recibirá nuestro apoyo; de lo contrario, no. Señores del gobierno, convénzannos con argumentos pero no nos pidan actos de fe”. Parece que la exhortación de Alvarado, ahora sí, sirvió de algo puesto que el concejal de Desarrollo Sostenible, José Luis Blanco, tuvo a bien aportar razones a favor de la creación del Consorcio, con lo que se aprobaron sus estatutos con los votos a favor del grupo socialista y del grupo de IU. El PP, partido reaccionario y sumiso, votó en contra sin mediar explicación, como corresponde a quienes acostumbran a acatar consignas de sus jefes políticos, haciendo burla constante de sus promesas y mandatos.
Superado este asunto, entró el Pleno en zona muy borrascosa en sus puntos 4 y 5. Se trataba de aprobar o no el nuevo atraco que perpetrará Rajoy sobre los bolsillos de los trabajadores públicos, consistente en hurtarles la paga extra de diciembre. Los concejales del PP, con su conformismo capón, aplaudían el latrocinio de su máximo jefe. Los del PSOE, un tanto cariacontecidos, afirmaron que aplicarían el decreto del hurto y que con el dinero sisado a los trabajadores dotarían un plan de empleo municipal y pagarían el incremento del IVA ordenado también por Rajoy. En este punto, el portavoz de IU, escandalizado por la postura de los miembros del bipartito, manifestó que era intolerable el robo perpetrado por Rajoy a unos trabajadores honestos y vapuleados injustamente, exigió que el gobierno municipal se declarase en rebeldía cívica y pidió que aplicara la supresión de la paga extraordinaria exclusivamente al personal político del Ayuntamiento. Ni PP ni PSOE atendieron las propuestas del concejal de IU, demostrando una vez más que los miembros del bipartito forman en Azuqueca de Henares un tándem en el que, por ahora, el PP apunta a las víctimas y el PSOE, escudándose cobardemente en el principio de “obediencia debida”, ejecuta las órdenes más infamantes. El señor Alcalde, contrariado por el discurso áspero de Alvarado, dijo que no quería ser inhabilitado por desobedecer un decreto gubernamental, por lo que, lamentándolo, ejecutaría el abuso, a lo que el concejal de IU le contestó que si esto ocurría dimitiría como concejal solidarizándose con su persona. Ni por esas el Alcalde cambió de opinión, demostrando así que es muy cómodo defender la honra cuando no se tienen apuros. Recapitulando, Rajoy emite el ucase injusto y Bellido, en complicidad manifiesta, lo aplica sobre unos trabajadores inocentes. En este punto se nos vienen a la memoria las palabras del clásico cuando decía que “nada hay que se parezca más a una calavera como otra calavera”. La mayoría absoluta se impuso en este grave asunto y el gobierno municipal perdió una ocasión inmejorable para evitar, con un plante, que se perpetrara una nueva tropelía contra los trabajadores municipales. Tras la refriega, quedó en el aire una pregunta planteada por el concejal de IU al señor Alcalde, que no se atrevió a contestar: ¿dónde está el límite del colaboracionismo del señor Bellido y de su gobierno con las depredaciones del PP?
Pasado el bochorno provocado por la iniquidad del PP y por la mansedumbre cómplice del PSOE, correspondía discutir la propuesta de este último de instalar pancartas reivindicativas en algunos edificios municipales, en las que se inste a la Junta a satisfacer las deudas que mantiene con nuestro municipio. Es sabido que la Comunidad Autónoma ha ido acumulando desde la anterior legislatura una deuda millonaria con nuestra ciudad, deuda que no deja de crecer y que ha provocado el cierre y el deterioro de algunos servicios regionales, el despido de trabajadores públicos y que, llegado a un punto, puede degenerar en colapso de la cuentas municipales. Sobre este asunto la opinión de IU es terminante: caducó ya el plazo de las protestas con sordina y de los ruegos acongojados, porque hace más de un año que el gobierno de Cospedal desprecia a los ciudadanos de Azuqueca de Henares al negarse a atender las justas reclamaciones del Ayuntamiento. Incluso lo de colgar lienzos reivindicativos parece a estas alturas cosa nimia. Hora es de ejercer la desobediencia civil para frenar la tiranía de un gobierno, el de Cospedal que, aupado en la mentira, ha venido a Castilla-La Mancha a destruir los servicios públicos y a convertir a los ciudadanos en vasallos. En la votación, PSOE e IU otorgaron el consentimiento para colgar las pancartas, mientras que el PP se pronunció en contra, sin aportar, como es costumbre, razón alguna de su negativa. Triunfó entre los populares la venalidad, porque no cabe ninguna duda de que la traición continua a sus representados se verá recompensada individualmente por alguna dádiva futura. Pronto se verá.
Decidido lo anterior, tocaba discutir cinco mociones, dos firmadas por el PSOE, una por el PP y dos más por IU.
Las mociones del PSOE pedían defender la autonomía municipal con una financiación adecuada y rechazar los recortes brutales del PP. En cuanto a la primera, obtuvo el voto favorable del PSOE y de IU. No así del PP, que votó en contra, en sintonía con la idea no tan nueva de destruir el poder local (lo que va en contra de la Constitución) y de convertir a los alcaldes en correveidiles del Ministro del Interior de turno (pretensión que también es inconstitucional). La segunda, en cambio, no obtuvo el voto favorable de IU porque era pura simulación, fingimiento de urgencia para ensombrecer la moción que sobre ese mismo asunto presentaba IU y que tenía mucha más enjundia y trastienda que la de los señores socialistas. Fueron tantas las prisas con la que presentaron su moción, que a los concejales socialistas se les olvidó redactar la exposición de motivos. El manejo socialista hedía a paripé, por eso IU votó en contra. En estas zarandajas que nadie nos pretenda. Advertido queda.
Llegado su turno, el PP decidió retirar su moción (en la que pedía que el personal político renunciara a la paga extra de diciembre) porque tal cosa era tan evidente que dudar de ello resultaba, como poco, sospechoso y ridículo. Es bien sabido que pedir lo obvio y alardear de ello demuestra mala aleación moral además de incontinencia fónica. Por otra parte, retirando la moción los populares evitaban volver a discutir sobre el decreto de Rajoy que ordena sisarle la paga a los trabajadores del Ayuntamiento, asunto siempre muy embarazoso.
Quedaba discutir las dos mociones de IU. La primera contra los recortes de Rajoy y la segunda contra la subida del IBI impuesta por un decreto del gobierno del PP. En el primer caso, tanto el PSOE como el PP votaron en contra, por lo que la moción no prosperó. El PSOE votó que «no» porque le faltaban redaños para oponerse al ucase de Rajoy y el PP también votó que «no» porque le parecía estupendo que a los trabajadores públicos se les hurtara la paga de diciembre. En cambio, la segunda moción fue aprobada al contar con los votos favorables de IU y del PSOE. El PP, que ya no sabe dónde meterse, defendió la doble subida del IBI y que a los vecinos que representa se les asfixie con imposiciones abusivas mientras que, a la vez, promueve el perdón a los grandes defraudadores fiscales.
Y así terminó este Pleno, uno más de una larga cadena que pasará a la historia como ejemplo de un tiempo que demuestra que no hay opción entre morir sin defenderse y morir por vivir.