Comenzó el pleno con el debate sobre si construir o no un intercambiador de autobuses con su equipamiento anexo.

 

Sobre este particular, el portavoz de IU señaló que la corporación ha de aportar el 30% del coste de la obra, a lo que se añade que debe adelantar, también, la subvención que le ha sido concedida por la Unión Europea, que asciende a 2’07 millones de euros. En total, casi tres millones de euros. Surge, entonces, la pregunta fatal: ¿puede afrontar el Ayuntamiento esta inversión en un momento tan delicado para las finanzas municipales?
La respuesta a esta cuestión hay que buscarla en la liquidación del presupuesto del 2011, asunto al que el portavoz de IU dedicó parte de su primera intervención. Alvarado sostuvo que esta crisis tan larga y profunda está minando la resistencia de las arcas municipales, tal y como reflejan los informes de liquidación del presupuesto del último ejercicio. A la disminución de los ingresos como consecuencia de la caída del PIB se suman los millones de euros que debe el gobierno regional a nuestro municipio. La unión de ambos factores erosiona las cuentas municipales que, a pesar de que venían muy saneadas, tienen un límite de aguante que ya despunta en el horizonte.
Indicadores como la desviación entre créditos iniciales y gastos comprometidos, derechos pendientes de cobro muy elevados, remanentes de tesorería casi agotados, la desaparición del ahorro neto positivo o que tengamos una capacidad de financiación negativa elevada, muestran que no es prudente comprometer una inversión que puede hacer peligrar el pago de los salarios y de la seguridad social de los trabajadores municipales, o el mantenimiento de los gastos corrientes básicos y de la ayuda a los más necesitados.
En caso de error de cálculo en la inversión se tocarían, inevitablemente, cosas atañederas a los yantares, y eso son palabras mayores. Además, según Alvarado, esta infraestructura no es prioritaria ni depende de ella la subsistencia de familias y vecinos en situación de necesidad, por lo que el perjuicio de no construirla es infinitamente menor que el riesgo de acometerla fallidamente. Por último, Alvarado señaló que una porción muy significativa del 30% de la inversión que debe aportar el Ayuntamiento se detrae de 13 partidas de otras inversiones que el señor Bellido consideraba importantes, hasta una cantidad de 740.000 euros. Dicho en otros términos, la aportación del Ayuntamiento para la construcción del intercambiador exige recortar 740.000 euros en otras inversiones, cantidad a la que hay que añadir otros 150.000 euros que habrá que pedir a los bancos porque no se tienen. El gobierno del señor Bellido presupuestó 740.000 euros de inversiones hace unos meses y ahora, sin mediar explicación convincente, decide sacrificarlas para acometer un solo proyecto que, por su dimensión económica, con poco que se tuerza el precario rumbo por el que discurre el Ayuntamiento, puede precipitar la ruina de las cuentas municipales.
Sorprende que el PSOE y el PP dieran el beneplácito a la construcción del intercambiador sin mencionar una sola cifra que justificara su voto. En su turno de intervención, el PSOE se limitó a afirmar que era una pena renunciar a una subvención cuantiosa y a un proyecto muy importante para la ciudad. El PP, con la confusión que le caracteriza, acabó votando lo mismo que el PSOE, aunque por razones ignotas: su portavoz dijo estar muy de acuerdo con los argumentos de Alvarado y aún más con la postura del PSOE, no teniendo inconveniente en batir juntos el aceite y el agua para lograr una emulsión que, como la mala mayonesa, acabó cortándose. Domine, non secundum peccata nostra facias nobis.
Los votos favorables del PSOE y del PP autorizaron la construcción del intercambiador. IU, por prudencia, votó en contra. Después de tan aplastante mayoría (20 a 1) sólo nos queda esperar estar equivocados y felicitar al gobierno y al grupo popular por su acierto. Lo contrario sería calamitoso. El tiempo dirá.
El gobierno municipal propuso un segundo punto en el orden del día para cerrar un tema que le quitaba el sueño y que venía arrastrándose penosamente desde el pleno anterior. Nos referimos al torpe proyecto del señor Alcalde de dedicar lo que Rajoy ha hurtado a los trabajadores públicos, la paga de diciembre, a dotar un Plan de Empleo y pagar la subida del IVA decretada también por el huésped de La Moncloa.
En el pleno anterior defendimos que el mejor destino del dinero que se escatima a los trabajadores son los bolsillos previamente forzados de esos trabajadores, que no se merecen tanto maltrato. Quiere esto decir que el señor Alcalde debería esforzarse en encontrar el modo de lograr la justa restitución de lo que se hurta a los empleados municipales, asunto para el que contaría con nuestro apoyo, asumiendo con él de manera colegiada el riesgo de ir contra el decreto abusivo que ordena este enésimo atropello. El señor Alcalde, imaginando una carrera política, la suya, que quiere brillante y rectilínea, rechazó la propuesta de IU por el riesgo que acarreaba de inhabilitación, mientras que sacaba pecho por un Plan de Empleo quimérico que desobedecía el decreto al menos tanto como la propuesta de IU. Aduciendo que en el decreto había un resquicio que sólo él y lo suyos veían, estuvo enredando durante un mes con un Plan de Empleo imposible que ilusionó a muchos parados de nuestra ciudad, jugando en vano con sus esperanzas. Al final se impuso lo evidente, cosa que ya anticipó el portavoz de IU: no cabía lugar para el Plan de Empleo, el informe de intervención era impecable y al Alcalde, sobrado de trastienda, le faltan riñones.
Dicho esto, se entiende mejor la necesidad que tenía el señor Alcalde de desandar rápidamente lo caminado y de limpiar cualquier rastro de duda de que él es, antes que Alcalde con vocación de transformar la realidad y combatir la injusticia, persona de orden y ejecutor de decretos, aunque éstos retuerzan la ley y dañen a las personas. Llegada la hora de la verdad, los concejales del PSOE se desmintieron a sí mismos al votar contra su decisión previa, expresada sólo un mes antes. Seguro que pensarían que la brillante carrera del señor Alcalde bien vale un bandazo y media hora de vergüenza. Gloria eterna al poeta que escribió aquello de que al hombre se le conoce en la acción.
En sus intervenciones sobre esta materia, el portavoz de IU denunció que los parados azudenses habían sido víctimas de una farsa urdida para dar lustre al señor Alcalde, aunque la burla, torpe desde su nacimiento, se echó a perder a los primeros rayos de luz. Según su opinión, “Asistimos a un vodevil infumable. La pena es que hubo parados de buena fe que, dominados por la desesperación, creyeron en las palabras del señor Bellido. Ahora sólo queda el humo de una nueva promesa incumplida, y van 101 ”.
Terminado este asunto correspondía debatir las mociones presentadas por los grupos municipales, dos en el caso del grupo socialista y una por IU. El PP, en su turno, se abstuvo de proponer nada porque últimamente anda mudo, precisamente ahora que atravesamos un momento social crítico.
La primera moción, del grupo socialista, denunciaba los recortes aplicados por el PP al subsidio de 400 euros, que sólo reciben unos pocos de entre los muchísimos que ya no tienen nada. La moción fue apoyada por IU, recordándole al PP lo mal que le pareció el primer recorte que aplicó Zapatero a los ya olvidados 426 euros. El PP, inmune al razonamiento, defendió el recorte actual sólo porque lo mandan los suyos. Sus concejales mostraron insensibilidad ante la necesidad extrema, cosa a la que ya nos tienen acostumbrados y por la que tendrán que pagar políticamente en su momento.
Igual ocurrió con la moción presentada por IU, en la que se pedía que se mantuviera el IVA superreducido a los materiales escolares y que tales gastos pudieran desgravarse en la declaración de la renta. El PSOE apoyó la moción. El PP votó en contra, en clara prueba de que a sus señorías les trae al pairo si algunos niños pueden llevar a clase un triste cuaderno, un lápiz o una goma de borrar para seguir el curso con normalidad, como el resto de sus compañeros. A esas mismas señorías, en cambio, les debe parecer estupendo que Rajoy legalice la desgravación de pérdidas de los jugadores de ruleta o de los especuladores en bolsa. Hay cosas que no se deben olvidar. Apuntémoslas cuidadosamente en el cuaderno de las infamias. Esta es una de ellas.
Se acercaba el final del Pleno. El PSOE retiró su moción sobre la educación para no repetir el debate anterior, proponiendo sustituirla por la vía de urgencia por otra en defensa del Hospital Universitario de Guadalajara, que está siendo conveniente desguazado por el Gobierno de Cospedal para privatizarlo a favor de su parentela. Aceptada la urgencia, IU apoyó la moción. No así el PP, parapetado en la infamia. Los concejales populares, no satisfechos con ir contra los que no tienen ingresos y contra las familias que no pueden comprarles a sus hijos los rotuladores, la escuadra o el cartabón, arremeten también contra los enfermos de nuestra provincia, mal atendidos y peor tratados en el mejor de los casos, cuando no expulsados de la sanidad pública.
Una vez más se constata que el PP se ríe de los que no tienen nada y pone en peligro las vidas de los enfermos que sufren retrasos en pruebas diagnósticas decisivas o que son trasladados cientos de kilómetros para ser operados a corazón abierto, en romería siniestra entre Toledo y Albacete. Vallamos acostumbrándonos a la nueva farmacopea popular: paseos matutinos, friegas de alcohol de romero, quina Santa Catalina y gargarismos de bicarbonato. Y al que no le convengan estos remedios, se le proporcionará la dirección de un curandero solvente que le atenderá previo pago de la voluntad. Luego se extrañan los señores del PP de que al común le hierva la sangre.
Con el gobierno de Rajoy vamos por el camino de que la ley sea la salvaguarda de los bandidos y el orden el amparo de los tiranos.
Terminemos la crónica del Pleno con un esbozo. La ciudadanía, harta de sufrir, protesta contra los gobiernos que la llevan a la ruina. Entre tanto, el PP tunde al pueblo al que hace pocos meses pedía el voto con engaños miserables. El soberanismo, como la melodía del flautista, embruja a los que ya no creen en un sistema que provoca desafección general. La economía se hunde, la sociedad se descompone y, con ella, las instituciones que la regulan. Y mientras pasa todo esto, Rajoy se fuma un puro en Nueva York y se ampara en que hay una mayoría silenciosa que le asiste, confundiendo el silencio con la inmovilidad, el reposo y la resignación. Definitivamente, esto va a acabar muy mal.