El 3 de octubre, los sindicatos de enseñantes (CCOO, UGT, ANPE, CSIF y STE-CLM) convocaron manifestaciones en defensa de la educación pública en toda Castilla la Mancha. Unos 4.000 ciudadanos de nuestra comunidad autónoma se sumaron a la reivindicación, 800 de los cuales se manifestaron en la ciudad de Guadalajara.

El motivo de la protesta se repite: el rechazo a que la enseñanza pública, que es armazón de la sociedad y garantía de un futuro mejor, sea desguazada.
Este país no debe tolerar la tragedia de que la juventud no sea alboreo de mejoras sino de vida a contrapelo. El sacrificio mediante laminación de las generaciones más jóvenes no es programa. No hay gobierno legitimado para pedir tal cosa, ni sociedad que se respete que acepte impasible la inmolación de su parte mejor y más tierna.
El PP quiere uncirnos al yugo de los recortes por las buenas o a las malas, con engaños o a palos, sin leyes o con su código penal. A esto se reduce su programa tras un escaso año de gobierno.
Aceptar el dogal no es opción. El PP lo sabe y también la ciudadanía. Los tiempos de las plegarias y las rogativas se agotan. Se acercan momentos decisivos.
La manifestación del 3 de octubre ha sido preludio de las del próximo domingo, que discurrirán por las capitales de nuestra región a partir de las 12’00 horas. Los convocantes son, en este caso, los miembros de la Cumbre Social, organización de composición muy variada. Su objetivo es pedir un referéndum y denunciar el proyecto de presupuestos que presenta el Gobierno de Rajoy, del que se derivan más recesión, más paro, más recortes, más pobreza, más desigualdad y más sufrimiento. En otras palabras, más de lo mismo.