El señor Bellido lleva al pleno dos privatizaciones de servicios municipales clásicos: la recaudación ejecutiva y el alumbrado de las calles.
No es detalle menor que ambas tareas son ejercidas por el ayuntamiento con personal propio, aunque tal cosa no importe al gobierno socialista de mayoría absoluta.
Quinientos años de defensa del monopolio público sobre la recaudación fiscal para acabar así, entregando porciones de esta función a una empresa cualquiera. Además, en el informe de intervención se señala que esta medida supone “un gravísimo perjuicio económico para las cuentas municipales del Ayuntamiento de Azuqueca de Henares” y que “no existe consignación presupuestaria al efecto”. Vuelven los tiempos del Sheriff de Nottingham, malvado de libro. ¿Dónde está Robin Hood?
En cuanto a la iluminación de las calles, se quiere adjudicar a otra empresa, con la incertidumbre que ello traerá al equipo de electricistas municipales, que pueden acabar con los plomos fundidos. Sobre este asunto, al día de hoy, no tenemos ni informe de intervención. Vamos apañados.
Los argumentos del señor Alcalde para justificar las privatizaciones no despuntan por su originalidad: habla de eficiencia, eficacia y baratura. Discurso igual que el del PP que privatiza hospitales, carreteras, aguas y escuelas, bienes de primera necesidad. La misma fórmula para idéntico fin. Al menos, los señores del PP tienen el detalle de no protestar contra las privatizaciones enfundados en camisetas reivindicativas.
A más crisis, más se acortan los telómeros de la administración, lo que reduce la esperanza de vida del sector público, que morirá por vaciamiento si nada lo remedia.