La reforma laboral del PP permite que empresas con beneficios despidan a sus trabajadores o cambien sus condiciones laborales y salarios, a voluntad, en incumpliento flagrante del Código Civil y de los principios elementales del ordenamiento jurídico.

Esta es la peripecia de Bormioli y de Coronita, desgracias y abusos de los que dimos cuenta hace unos días, y ahora también la de Tudor-Exide, que presenta un ERE para despedir a 80 trabajadores de la factoría de Azuqueca de Henares, que cuenta con una plantilla de 380 operarios. A estos despidos se suman otros en las otras tres factorías que la multinacional tiene en España.

Según los trabajadores, Tudor-Exide tiene beneficios y sus cuatro centros en España, que agrupan a 1.500 operarios, funcionan bien, lo cual no es obstáculo para que la dirección de Exide Technologies plantee recortes de salarios, despidos y negación del convenio colectivo ahora que discute uno nuevo con la representación sindical.

Los sindicatos han convocado dos jornadas de huelga los días 5 y 7 de noviembre como queja ante el atropello de una dirección empresarial que pisa la alfombra roja de las leyes del gobierno para imponer sus desmanes.

La industria se está desertizando, mientras que el sector servicios paga salarios de miseria, con contratos temporales y sin derechos, con una estacionalidad que asusta, lo cual lleva a la conclusión de que vivimos en un país de saldo dispuesto para la liquidación final.

El gobierno de la mayoría absoluta de Rajoy, mientras tanto ocurre este goteo de industrias que despiden o se van a pique, ve tierra a la vista, y el de Cospedal, secretaria general del PP, enreda en los tribunales para tapar sus corrupciones y las de su partido que ya atufan.

Y el ciudadano que votó a estos señores, ¿qué piensa de todo esto?