Lo hemos dicho desde el primer día de esta legislatura y lo reiteramos ahora que el mandato está en su ocaso: la concejala de cultura, Sandra Yagüe, ha dañado la cultura en Azuqueca de Henares con su gestión nefasta.

Suerte que la cultura es muy poderosa y que tampoco Yagüe, con todos sus malos modos, torpezas y recortes ha acabado con la cultura aunque se haya esforzado en hacerlo.

La primera crueldad de la concejala consistió en sisarles dos nóminas a los profesores de la Casa de la Cultura, antes incluso de que Cospedal impusiera sus recortes o de que José Ignacio Wert fuese ministro del ramo y arremetiera contra la cultura y contra la educación pública con saña eficaz. Así que Yagüe fue una adelantada a su tiempo, una precursora, una pionera del tijeretazo, toda una visionaria.

Con esos recortes salariales de unas nóminas de por sí modestas, la señora Yagüe logró empobrecer a los profesores que viven de la nómina municipal, que son profesionales excelentes y entregados, alejando sus remuneraciones de las que paga el Ayuntamiento cuando contrata esos mismos servicios a una empresa o a un autónomo, lo cual es un disparate y una injusticia. Dicho en otras palabras, la concejala Yagüe consolidó la perversidad de que a un mismo trabajo le corresponde un salario diferente, incitando además al personal propio y estructural a convertirse en autónomo, lo cual es el sueño de los que desprecian lo público. Bastará un ejemplo para ilustrar lo dicho: la hora de un taller contratado por el Ayuntamiento se paga a 31 euros. La hora que paga el Ayuntamiento a los profesores de la Casa de la Cultura por realizar idéntica labor no llega a la mitad. Y no es que gane mucho el autónomo, que cobra lo que merece, sino que el salario del profesorado impuesto por Yagüe es de hambre.

La segunda crueldad es el ninguneo al que la señora concejala ha sometido al profesorado de la Casa de la Cultura, con desplantes, malos modos e imposiciones absurdas que han desgastado la ilusión de esos buenos profesionales, que no merecen un trato tan deplorable.

La tercera crueldad de la concejala han sido sus recortes en los presupuestos y en el programa de cultura que nada tienen que ver con la crisis. Yagüe suprimió actividades que se financiaban por sí mismas como el cine infantil de los domingos, además de subir las tasas a los ciudadanos de una manera brutal, aduciendo la enormidad de que no es solidario que los que no disfrutan con la cultura no han de contribuir a su mayor sostenimiento, como si la cultura fuese un capricho o el hombre no fuese un animal cultural y simbólico.

Gracias a la señora Yagüe la cultura en Azuqueca de Henares es mucho más cara, la programación peor y los profesores, que son el alma de los talleres municipales y transmisores del conocimiento y el amor por el arte, andan maltratados y cabizbajos.

Para promover la cultura hay que amar la cultura y para tratar con personas hay que ser amable, considerado, respetuoso, cualidades que no tiene la señora concejala y que debiera cultivar, por su mejora, pero fuera de la dirección de la cultura en nuestro municipio para siempre jamás.