Comenzó el Pleno donde se interrumpió el pasado 9 de noviembre a causa del incendio en el polígono Aida, esto es, en el debate sobre el II Plan de Acción Local.

 

Recordemos la opinión de IU acerca de este asunto: nuestra ciudad no necesita un intercambiador de transportes, ni trastocar las inversiones del presupuesto y, aún menos, pedir un crédito para afrontar un gasto más que dudoso, cuando la liquidez del Ayuntamiento es ínfima y crece el número de nuestros vecinos que rebuscan en la basura, hacen cola en Cáritas pidiendo alimentos, mendigan en la puerta de los supermercados o reclaman auxilio y amparo a los Servicios Sociales. No es oportuno abrazar aventuras de intercambiadores ahora que, como decía el poeta, “todo pie mal afirmado es caída y toda fácil caída es precipicio.”
Los motivos alegados por IU para evitar el gasto superfluo del intercambiador no hicieron mella en el gobierno municipal, dispuesto a gastarse lo que no tiene mientras que se lamenta de que el presupuesto no le alcanza para atender lo elemental.
Acabado el turno de discusión, el PSOE impuso su mayoría absoluta y aprobó el II Plan de Acción Local, confirmando el hecho de que le es más cómodo aplicar el rodillo que argumentar contra un fajador que planta cara.
Seguidamente se concedió un turno para que los portavoces explicaran su voto, emitido el pasado 9 de noviembre, sobre la propuesta del equipo de gobierno de subir un 3’4% el impuesto de vehículos y otras doce tasas municipales para el ejercicio 2013.
El portavoz de IU, Alvarado, se opuso a tal medida debido a que el incremento de las tasas en el año 2012 había oscilado entre el 40% y el 500%, y el de los impuestos había superado con mucho la inflación, mientras que los salarios habían sido recortados y el IPC de referencia para la actualización era inusualmente elevado al recoger la subida traicionera del IVA perpetrada por Rajoy.
Tampoco esta vez convencieron los argumentos de Alvarado, ni al PP ni al PSOE, que votaron a favor de una actualización que es incompatible con el hundimiento de la capacidad adquisitiva de los contribuyentes.
Votado este asunto tocaba abordar la transformación de la tasa de la piscina cubierta en precio público, que es el modo burdo que tiene el gobierno del señor Bellido de hurtarle competencias al Pleno municipal y de secretear con las cosas más serias. Conviene explicar que cuando una tasa se convierte en precio público su fijación ya no reside en el Pleno (órgano abierto a todos los ciudadanos) sino en la Junta de Gobierno (órgano cerrado al público al que sólo pertenecen algunos de los miembros del ejecutivo).
El portavoz de IU denunció está decisión, antecedida por otras iguales, por antidemocrática y contraria a la transparencia de la que tanto presumen el señor Bellido y el portavoz de su grupo, el señor Escudero. Las razones de IU, una vez más, fueron desoídas por la apisonadora del fielato, que votó sin pestañear a favor del escamoteo.
Decididos estos asuntos, el PSOE traía al Pleno la privatización de dos servicios municipales básicos: la recaudación ejecutiva al completo, concediendo a una empresa intermediaria un beneficio de hasta un 60% del importe recaudado, y el departamento de electricidad, formado por siete trabajadores, sobre los que gravitará a partir de ahora la incertidumbre de un futuro laboral muy dudoso.
No hay originalidad en la propuesta privatizadora del PSOE, ni asombra ya nada en unos concejales que por la mañana externalizan en su casa y por la tarde se manifiestan contra las externalizaciones ejecutadas por otros. Los señores Bellido, Blanco y Escudero, que son los que cortan el bacalao en el gobierno municipal, entonaron el bla-bla-bla de rigor para justificar la privatización de lo que les molesta o de lo que puede ser jugoso y nutritivo para un tercero privado al que, quizás, se convidará convenientemente cuando llegue la hora. Los triunviros entonaron cánticos sobre el ahorro de costes, la gestión superlativa de lo privado, los ciudadanos felices, los trabajadores subrogados que comerán perdices y demás candelillas, cuernos y yerros, aunque sin lograr que las ovejas cayeran en la modorra fatal.
Si miramos la trastienda de la primera privatización, la de la recaudación del moroso, vemos que se hace, además, contra un informe negativo de la intervención municipal en el que se sostiene que tal decisión “supone un grave perjuicio económico para las cuentas municipales del Ayuntamiento”, que “las cantidades previstas como retribución al contratista son muy superiores a las (…) reguladas en el convenio de la Agencia Tributaria con la FEMP” y que “no existe consignación presupuestaria (…) para la cobertura del expediente.”
No va a la zaga la segunda privatización en gravedad y perjuicio, la del servicio de electricidad, a la que se ha procedido de manera impresentable. Baste un hecho para demostrarlo: en los tres días anteriores al Pleno hubo tres cambios muy importantes en la documentación del expediente, ocurriendo el último de ellos una hora antes de la reunión plenaria, a la que se acudió en completa precariedad. A la irregularidad procedimental se suma que la privatización del servicio no iba acompañada del preceptivo informe económico que justificara la conveniencia de la decisión, lo cual demuestra que tal cosa importa un comino.
No siendo bastante con lo anterior, el gobierno del PSOE se lava las manos cuando se le pregunta sobre el futuro de los siete trabajadores municipales del departamento de electricidad, que han realizado hasta ahora una labor muy meritoria en tareas de reparación y modernización del alumbrado público que han permitido rebajar sustancialmente la factura de la luz. Finalmente, y no es un detalle menor, se privatiza la gestión del departamento de electricidad por quince años. Quiere esto decir que la empresa que gane el concurso ingresará millones de euros con total garantía, a cambio de adelantar el importe de unas inversiones desconocidas. En pocas palabras, el Alcalde privatiza un servicio público que era ejemplo de buen funcionamiento, como el PP privatiza la sanidad y la educación, para que otros hagan negocio con derechos básicos o bienes de consumo de primera necesidad.
A partir de ahora, la recaudación de toda la morosidad y el alumbrado de las vías públicas quedarán en manos de empresas privadas, por gracia de un Alcalde, de rosa en un puño, al que se le marchitó la conciencia hace mucho. A esto se le llama vampirización de lo público a favor de una administración privada y paralela que, por la simple naturaleza de las cosas, escapa al control público.
Aunque lo niegue mil veces, el gobierno del señor Bellido privatiza y habla la neolengua de los Echániz, Cospedales, Aguirres y Lasquettys, que es jerigonza de personas sin credenciales que tapan con palabros una realidad que les molesta. Afortunadamente, ahora que la sociedad está despertando del sueño de la molicie, hay menos proclives a perseguir sombras y abrazar engaños por muy equívocos que sean, así se empeñen los de la neolengua en componer una enciclopedia de embelecos y humaredas.
Resuelto de esta manera tan lamentable el capítulo de las privatizaciones, correspondía leer una declaración institucional en defensa del oficio de periodista, tan castigado por el amarillismo, el paro, la insustancialidad, el cotilleo, los salarios de chiste y la manipulación, cosa que ocurrió sin incidentes, y discutir cuatro mociones, dos de las cuales, presentadas por el PP e IU, fueron retiradas por iniciativa de los grupos proponentes. El PSOE, que firmaba las dos restantes, insistió en mantener las suyas, por lo que tuvieron que ser discutidas.
La primera moción del grupo socialista denunciaba los desahucios, cosa sorprendente en sí, porque unos meses antes el mismo señor portavoz del PSOE que ahora hablaba ante el Pleno como si acabara de ser parido, ejerció de censor y matarife de una moción firmada por IU que señalaba que los culpables de esta indignidad eran los bancos y los gobiernos cómplices. Por aquellas fechas preocupaban más al concejal-portavoz socialista ciertas alusiones poco favorables al entonces Presidente de Gobierno, el señor Zapatero, que el pormenor de que las familias más pobres acabaran arrojadas a la puñetera calle por un sistema financiero criminal. Esta actitud tramposa irritó al portavoz de IU, que dijo que votaría a favor de la moción aunque sin resistirse a denunciar la impostura de un concejal, el señor Escudero, que ahora denunciaba lo que antes tapaba, porque ahora gobiernan otros y porque algunos desgraciados, cuando les ha llegado la hora fatal del desahucio, se han quitado la vida arrojándose al vacío. No gustó el recordatorio crudo al señor Escudero.  Tampoco era voluntad de quien lo dijo darle gusto. Agitándose en su asiento, el portavoz socialista intentó replicar con alguna retumbancia las afirmaciones de Alvarado, que optó por sofocar al levantisco acusándole de embustero mayúsculo.
Al margen de declaraciones, mociones y demás textos, que a veces no valen ni el papel en el que se escriben, el portavoz de IU recordó al gobierno municipal que hace un año pidió que se aplicara el IBI más alto posible a las viviendas vacías propiedad de bancos e inmobiliarias, asunto sobre el cual, desde entonces, el señor Bellido no ha movido ni un dedo. Preguntó, además, si el gobierno estaría dispuesto a cancelar las cuentas que el Ayuntamiento tiene en bancos y cajas que deciden desahuciar en nuestro término municipal o que si daría orden a la policía municipal para no colaborar, ni directa ni indirectamente, en ningún desahucio.
Ni el recordatorio ni las preguntas recibieron respuestas claras por parte de quienes podían darlas, el portavoz socialista y el señor Alcalde, que se volvieron conceptuosos y oscuros en el habla ahora que, precisamente, se les pedía la mayor de las claridades.
A pesar de los dimes y réplicas ya referidos, la moción fue aprobada por unanimidad.
Algo parecido ocurrió con la segunda moción, de las llamadas de lavado de cara socialista, en la que se denunciaba la pobreza y la exclusión social. El portavoz de IU, tras escuchar atentamente las razones, datos y propuestas del señor Escudero, le hizo saber que la moción, correcta en líneas generales, era incompleta. ¿Cómo denunciar la falta de medios para atender a los necesitados si, a la vez, se comulga con la imposición,  acordada entre el PSOE y el PP, de que los primeros que cobran en el reino de España son los bancos? El señor Escudero no supo qué decir sobre esta cuestión tan enojosa. O quizás sí y por eso calló, pasando de puntillas sobre el asunto cada vez que salía a la luz. Agotado el tiempo del debate, la moción fue aprobada por los votos del PSOE e IU y la abstención del PP.
Terminada la parte resolutiva del Pleno, se pasó a los turnos de preguntas de los concejales de la oposición y del público. No hubo nada reseñable en el primero pero sí en el segundo. Entre el público asistente había trabajadores del departamento de electricidad y miembros del comité de empresa muy preocupados por las privatizaciones, que realizaron preguntas a los señores del gobierno que no fueron contestadas con claridad, cosa censurable. Además,  reprobamos que el Alcalde se permitiera amonestar sin motivo a uno de los trabajadores que le interpelaba, y que impidiera que la concejala de personal respondiera a una pregunta formulada por la presidenta del comité de empresa.
Y así terminó, rayando la media noche, el Pleno número trece de la legislatura.