Hace nueve años que una célula de fanáticos islamistas puso diez bombas en cuatro trenes de cercanías que se dirigían a primera hora de la mañana a Madrid, perpetrando uno de los mayores atentados de la historia de Europa contra la población civil.

La barbarie asesina segó la vida de 192 ciudadanos, cinco de los cuales eran vecinos de Azuqueca de Henares, e hirió a otros 2.000.

Un año más la corporación municipal acude al monumento erigido frente a la estación de ferrocarril con el fin de honrar la memoria de las víctimas del terrorismo. La consigna es no olvidar a los inocentes que pagaron con su vida la intolerancia de unos criminales.