Tras meses de espera, de peticiones por escrito y después de haber exigido la convocatoria de la Comisión de Fiestas, el concejal responsable del área, el señor Casas, se avino a contestar a una pregunta planteada por IU de lo más oportuna: ¿cuánto se gastó en fiestas el gobierno municipal en el año 2012?
La respuesta del señor concejal fue la siguiente: 582.559 euros, esto es, 132.559 euros más de lo que había presupuestado, que ascendía a 350.000 euros, cantidad previa que ya era excesiva al coincidir con el peor año conocido de la crisis. Además, en 2012, el año de los recortes más brutales, la partida de fiestas ha sido una de las que más ha subido (un 166%), lo cual no tiene ninguna justificación en un presupuesto que ha bajado un 11%.
Dirá el concejal de fiestas que más se gastaba antes, lo cual no es verdad puesto que en la legislatura pasada el gasto en fiestas osciló entre el 2’2% y el 2’6% del presupuesto, sin que, por otra parte, se aplicara por entonces ningún recorte. En el año 2012 el gasto en fiestas continuó en el 2’2% del total del presupuesto, lo cual significa que el esfuerzo en esta partida se mantiene cuando ahora hay otras necesidades más perentorias que satisfacer, no valiendo decir que ya se atiende a los que lo pasan mal cuando es notorio que lo que se hace no basta.
También apuntará en su descargo el señor concejal de fiestas que IU, hace muchos años, planteó en un programa electoral construir un edificio multiusos en el recinto ferial. La idea era buena porque así se habría potenciado el ferial como lugar central de las fiestas y nos habríamos ahorrado el coste de levantar año tras año carpas (57.000 euros en 2012), alquilar naves para construir las carrozas (10.900 euros en 2012) y levantar una plaza de toros portátil que cuesta cada temporada casi 11.000 euros. En total, casi 80.000 euros de gastos fijos al año, una buena parte de los cuales se podrían ahorrar.
Urge tomar decisiones sobre las fiestas de Azuqueca de Henares, y no sólo por razones económicas. Las fiestas deben adecuarse a la crisis y, además, procurar ser más populares, para que los vecinos, recientes y de toda la vida, se sientan mejor identificados con ellas. No es tan difícil de entender.