Los niños de Azuqueca de Henares han sufrido tres maldades de Cospedal que no admiten perdón y que nunca serán olvidadas, al menos por quienes escribimos estas líneas: quitarles la atención psicológica que necesitan sin son víctimas de maltrato por violencia de género, dejarles sin profesores de apoyo cuando es vital para su avance en la escuela y a las criaturas más pobres arrebatarles las ayudas del comedor escolar.
No hay ideología que merezca respeto, ni tampoco moral que reclame consideración para sí, ni definición de democracia o de libertad, ni mayoría absoluta ni tampoco excusa dineraria que consienta la atrocidad de dañar a los niños quitándoles lo que es vital. Quien hace daño a los niños es malo, de una maldad abominable, canalla, imperdonable, maldad a más no poder. Y punto.
Señalamos con el dedo a Cospedal como culpable de estas maldades sin paliativos, porque niega el pan y la sal a los niños mientras chapotea en la corrupción de su partido que dilapidó miles de millones de euros, y que mantiene en sus filas, de las que es secretaria general, a porciones de delincuentes presuntos que se cachondean de los jueces y de los ciudadanos un día sí y el otro también.
Hiela el corazón, además, que Cospedal ordene estos recortes siendo mujer y madre, lo cual se nos antoja un misterio de la naturaleza o confirmación del dicho popular.
Aplíquese a Cospedal aquello que escribiera Quevedo sobre un funesto personaje: guarde dios a vuestra señoría de sí misma y a todos de vuestra merced para que vuestra excelencia y todos estén guardados de lo peor.
Referimos esto con la indignación contenida que merece porque el mes que viene finaliza el convenio firmado con La Caixa mediante el cual se paga el servicio de atención psicológica especializada a menores víctimas de violencia de género. El acuerdo se hizo efectivo el 1 de julio de este año y expira el 31 de diciembre. En palabras del señor Alcalde, parece que el año que viene este servicio encontrará en La Caixa, de nuevo, al patrocinador que necesita, lo cual es una buena noticia, porque la Junta dejó tirados a los niños, no cumpliendo con sus obligaciones legales, cuando decidió no poner ni un euro en la atención psicológica que necesitan para curar las heridas que un machista infligió en sus mentes.
Para esto existen las obras sociales, que con la bancarización de las cajas han desaparecido, porque los bancos no tienen obligación de dedicar sus beneficios a fines de interés general, a no ser que les dé la gana y para lavar su imagen o desgravar. Es una tragedia que el expolio al que fueron sometidas por sus directivos sirviera como excusa para que las cajas recibieran el tiro de gracia, lo cual ocurrió, además, con el aplauso inconsciente del público que asistió a la ejecución.
La cantidad que precisa el servicio de atención psicológica es una miseria para el nivel de vida de Cospedal, 30.000 euros al año, el equivalente a unos sobrecillos de los que circulaban por la planta noble de Génova, porque esa cantidad basta para atender a 29 menores víctimas del maltrato machista, entre los 4 y los 17 años, supervisados hasta ahora por profesionales ejemplares.
Cumplió con su deber el gobierno municipal buscando dinero para sostener este servicio, como en otros casos (desayunos y plan de empleo) siempre con el apoyo de IU, aunque no sean de competencia municipal, porque lo que es de justicia se hace sin importar las consecuencias, aunque otros nos inhabiliten, porque a esos otros ya se les espera en el infierno.
Nos negamos a creer que exista entre un 20% y un 30% de votantes que aprueben retirarles las ayudas a los niños que las necesitan. Preferimos pensar que esos ciudadanos no saben lo que hacen los mandamases del PP. Por esta razón, también, escribimos estas líneas, no sólo para denunciar la abominación de una gerencia partidista depredadora que hace daño a las personas, sino para que sus votantes la desprecie in perpetuum.