Vivimos el final de un régimen decrépito que va contra las personas de bien. Una masa crítica de ciudadanos ya lo sabe, aunque sean multitud aún los que no han llegado a esta conclusión por más que también intuyan que el tiempo de lo conocido se acaba.
El régimen no se va a ir sin dar guerra porque el régimen son también las autoridades que viven de y para él. El régimen les permite su forma de vida, privilegios y desfalcos, que son inseparables de las normas, instituciones y redes tejidas bajo su sombra. Sin el régimen estas personas, constituidas en grupos organizados en pro del saqueo, no son nada y, en equivalencia, el régimen sin ellos es sólo una carcasa hueca, inútil.
Por eso el gobierno de Rajoy, vértice del régimen corrupto que padecemos, cambia ahora las leyes electorales en un acto desesperado, fraudulento y antidemocrático para aferrarse al poder aún sin los votos necesarios y, de paso, echar de los parlamentos y consistorios a quienes no piensan como ellos aunque sean muchos más que ellos.
Pero ya no engaña esta caterva porque los signos de la agonía abruman.
Figurones de la transición y puntales de los gobiernos de Felipe González y de Aznar, como el molt honorable, confiesan ahora al amparo de la amnistía del PP y con el fin de proteger a los de su casta, que han sido ladrones desde la cuna, que nos han saqueado y que se lo han llevado en vagonetas.
Igual la corona, podrida hasta el tuétano y ladrona presunta a paletadas, que fía su supervivencia a una campaña de imagen consistente en cambiar al padre por el hijo con la complicidad del PP, del PSOE, del poder oculto del dinero, de la fiscalía y de otro mascarón de la transición, Miquel Roca, personaje que presiona en la dirección de cargarle el muerto de Nóos en exclusividad al yerno por ignorancia de su consorte, lo cual se conoce ya en el lenguaje popular como hacer una “infanta”, término feliz que pedimos desde estas humildes líneas sea admitido cuanto antes por la RAE.
También el PP, partido corrompido que compendia en sí todos los delitos imaginables contra lo público, porque tiene presidentes autonómicos en la cárcel, también alcaldes, diputados, presidentes de parlamentos autonómicos, presidentes de diputación, grupos parlamentarios y municipales enteros, tesoreros, familiares, amigos y cuñados imputados, condenados y a punto de acabar entre rejas, por estar enredados en tramas mafiosas y corruptas de todo tipo.
No se escapan los empresarios del aquelarre, grandes de ellos corruptores, que tienen al exjefe de la patronal en la cárcel por ladrón y defraudador de la hacienda en cantidades multimillonarias, y a muchos otros bajo sospecha fundada. Y qué decir de sus hermanos mayores, los banqueros, cuatreros de guante blanco que arrasaron el país y que, en justicia, tendrían que cambiar las estrellas michelín por la escudilla y el colchón de cachemira por el catre de la prisión.
No se libra de esta peste el penúltimo gobierno de Andalucía dirigido por Griñán, asolado por los ERES o robo presunto al erario público de casi doscientos millones de euros, depredación efectuada con el concurso de ganapanes y cortabolsas de medio pelo que se hacían llamar sindicalistas, o sus ruindades en Ciempozuelos, Seseña, Valdeluz, Los Alcáceres o Sueca, por no seguir con el listado.
Esto es lo que se sabe por ahora de nuestros males, siendo lo ignorado mucho más porque las sombras tapan y la materia oscura del universo es muy superior a la detectada.
Un régimen son los dirigentes, las leyes, las instituciones y las redes informales que lo sostienen. Así que es urgentísimo cambiar ya las normas, instituciones y cabezas rectoras, destruir las redes clientelares, hacer limpieza general y empezar desde cero, porque la gente lo necesita y el país también.
Para esto hace falta que otros gobiernen con nuevas ganas, con programas de izquierdas y sociales distintos, sin inercias y con una ética limpia, sin hipotecas y con conocimiento, con seriedad y sin demagogias, siendo necesario antes que se avengan a un acuerdo si quieren optar con seriedad a la tarea.
Izquierda Unida, también en Azuqueca de Henares, lleva meses sembrando en esta tierra y pide ahora una movilización entre las organizaciones políticas, sociales y culturales y todas las personas que se proclamen de izquierdas para acabar con el bipartidismo también en Castilla-La Mancha.
Así lo ha dicho en rueda de prensa el vicecoordinador regional de IU, Juan Ramón Crespo, quien ha estado acompañado por el coordinador provincial, Alejandro Ávila. “Lo que necesita IU es crear un bloque que consiga la mayoría en las elecciones municipales y autonómicas de 2015″, han agregado. “Somos conscientes de que este acercamiento no tiene porqué pasar necesariamente por las fórmulas clásicas y por la uniformidad sino por aquellas que estén basadas en la convergencia, en el trabajo social y en la cooperación de luchas concretas”, ha referido Crespo, para lo que ha apelado a la “reflexión”, a la “conciencia” y a la construcción de un “nuevo proyecto” sobre cinco objetivos.
El primero es la creación de un nuevo proceso constituyente basado en la construcción social y la igualdad en el marco de un Estado “republicano federal, laico y solidario”.
El segundo es la creación de empleo sostenible, de calidad y estable, para lo cual se necesitan recursos financieros, un sistema fiscal justo y una banca pública que “libere” recursos para aquellos sectores que crean empleo “de verdad”.
El tercero es la garantía de unos servicios públicos y universales, como una sanidad pública “cien por cien” o unas políticas de becas que garanticen el derecho a la educación a los más desfavorecidos, por ejemplo.
Por otra parte, IU propondrá la “radicalidad” de la igualdad de género pues “ya no vale sólo proclamar que existe igualdad cuando las mujeres ganan un 20 por ciento menos que los hombres” o se les niega el derecho a decidir cuándo quieren ser madres.
El quinto eje que propondrá la coalición es un mejor futuro. Nueva moral y defensa de los jóvenes, que son el porvenir, laminados ahora y condenados a la dependencia o el exilio económico que les desarraiga y desangra al país.
Para realizar esta convergencia se requerirá conseguir una nueva mayoría ciudadana de izquierdas dispuesta a superar el bipartidismo. IU está dispuesta para la tarea y para ello tiende su mano a quienes compartan estos propósitos.
Esperamos ser muchos y sumar para establecer la justicia. El país y sus gentes nos lo agradecerán.