Antes de comenzar con las imprecaciones de rigor es de justicia agradecer a los votantes de Cospedal, multitud en nuestra ciudad, el regalo que nos hacen, consistente en que nos despidamos del centro de salud, por interposición de autoridad amiga, suya se entiende, y que no merecemos. De todo corazón.

Pero vayamos a la persona, a la responsable, a la presidenta que vela por nuestro bienestar a cintazos.

Cospedal quiere el ambulatorio de Azuqueca enterrado, destruido, fuera del uso sanitario. Por eso lo cede a la Tesorería General de la Seguridad Social, porque no se atreve a pegarle fuego o a volarlo por los aires, lo cual sería más ajustado a sus planes destructivos.

Es evidente que a Cospedal le trae al fresco que el ambulatorio funcionara durante más de veinte años atendiendo a la población de la comarca, que fuese construido gracias a compras de terrenos por parte del Ayuntamiento, a cesiones de suelo de particulares y dotado por el gobierno central, con el apoyo de todos.

No debería extrañar esta acción en una persona con los antecedentes de Cospedal, entre los que abundan todo género de sustracciones y daños a terceros.

Ya nos quitó esta señora las becas de comedor, para que los niños pasen hambre, lo cual no tiene adjetivo en el diccionario y sí mucho encaje en cierta forma de mansurronería y olvido que empieza a estar de moda.

Como Cospedal le tiene fijación a las criaturas, no sólo les quitó el pan de la boca. También despidió a una porción de profesores para que los niños con dificultades abandonen tempranamente el camino del conocimiento. Se sabe desde la antigüedad: pueblo inculto es seguridad de tiranos.

No se para ahí Cospedal, que es muy suya. También atiza a los parados sin subsidios eliminando los planes de empleo, a las familias trabajadoras la subvenciones para las guarderías, a las mujeres maltratadas las aportaciones mínimas, a los dependientes las
ayudas y así un sinfín de maldades que no tienen perdón, lo cual no ha impedido que esta señora se haga fotos muy simpáticas con parados en las últimas, familias asfixiadas, mujeres víctimas del machismo y personas minusválidas.

A la concentración acudieron entre 400 y 500 personas. Menos de las esperadas, sin duda. Hay una explicación. El PSOE organizó el acto al lado de varias asociaciones sanitarias pero sin contar con otras fuerzas políticas que están en la lucha por la sanidad pública desde el principio de los tiempos. Si el PSOE no hubiera querido monopolizar el acto habría contado con otros partidos, pero no lo hizo y es su responsabilidad. Además, tomó en vano el nombre del Ayuntamiento al arrogarse una condición que no tiene, porque el PSOE es tan Ayuntamiento como IU, que también cuenta con representación institucional.

Se echó de menos en el acto más reivindicación, discurso y sustancia, porque predominó lo festivo, demasiado. No es que estemos en contra de lo lúdico, que el hombre es homo ludens, pero tocaba más denunciar.

Por cierto y para que quede claro: cuando las gentes de IU acudimos a una manifestación o concentración lo hacemos con nuestras siglas porque estamos orgullosos de ellas y en las batallas por la defensa de lo público, cuando la coyuntura era menos obvia, IU se batió muy sola allí donde fue menester. Es mucho más honesto que se sepa quiénes somos que organizar en nombre de otros lo que habría sido mejor hacer entre todos. La causa lo hubiera agradecido.